Imagínate tumbado en la cama, mientras tu nena empieza a darte un masaje sensual. Ella utiliza sus manos, dedos, codos, rodillas, cualquier cosa que pueda encontrar para frotar y acariciar tu piel de las maneras más eróticas posibles. Las húmedas yemas de sus dedos se deslizan por tu espalda haciéndote estremecer de placer. Sientes su cálido aliento en el cuello mientras te susurra cosas traviesas al oído. El aroma de su perfume inunda tu nariz mientras te pierdes en sus caricias. Te rocía todo el cuerpo con aceite, que desliza lentamente por el pecho y el vientre hasta llegar a la ingle. Te recorre las caderas con los dedos, excitándote hasta que no puedes más. La agarras por el pelo, acercas su cara a la tuya y la besas profundamente. Ella gime en tu boca mientras tú te empujas contra su mano, sintiendo que tu polla se endurece aún más. De repente, coge el bote de lubricante de la mesilla de noche y cubre vuestros cuerpos antes de abalanzarse sobre ti, haciendo chocar su coño contra tu polla palpitante. Los dos lanzáis gritos animales cuando llegáis al clímax, enredados en un apasionado abrazo. Esta fue una sesión de masaje caliente y húmeda que te dejará pidiendo más.