¡No podía creer que se excitara tanto con un pequeño vibrador entre sus piernas! La pequeña bala negra no era mucho más grande que su mano, ¡pero tenía mucha fuerza! Cuando la morena tetona se frotó con ella, sintió un cosquilleo eléctrico que le recorrió el cuerpo y la hizo gemir en voz alta. Sus pechos naturales se agitaron cuando pulsó el interruptor y se dejó llevar por las sensaciones. No tardó mucho en acercarse cada vez más al clímax. Sus ojos se cerraron con fuerza mientras concentraba toda su atención en la dulce liberación que se acumulaba en su interior.